Guía Valentina Quintero cumple 20 años más terca que nunca

Desde su primera edición en 1996 ha sido de esos libros que reconcilia con la cédula venezolana, con todo eso que enorgullece y se lleva en el ADN. Esta vez son 480 páginas de puro periodismo en turismo nacional, con un lenguaje crítico. Un homenaje a la gente que, porfiada, sigue adelante como un oráculo de esperanza

Por Yubelitze Angarita Borges – @Yubelitze – Fotos: Arinna Arteaga Quintero

Valentina es terca, muy terca. Se nota en su manera de hablar. Puede fajarse igual dos horas o veinte minutos para contar, a su estilo -rapidito y acentuado- los relatos y las anécdotas de alguna travesía, dejando bien clara su opinión y el por qué se empeña en hacer lo que hace.

La primera Guía Valentina Quintero salió al mercado en 1996. Era pequeñita, con espirales y solo dibujos. Siguieron ocho ediciones más que se convirtieron en todo un éxito y referencia para los viajeros. Ahora publicó una nueva versión -después de siete años- para celebrar los veinte de la primera.

Esta guía fue planificada para que tuviese 380 páginas y terminó siendo de 480, gracias a la colaboración de la casa Editorial Arte que ha estado desde la segunda edición. Se ajustó para que fuese compacta, práctica para llevar, con un diseño más rendidor y económico, pero igualmente con una completa información periodística.

Es un buen autoregalo, esperanzador, para los viajeros que deseen conocer más caminos de Venezuela. Una brújula para la diáspora de venezolanos que actualmente hay en el mundo, los que se han ido y los que sueñan con volver. Y también para los que ya han quemado las naves, pero desean perpetuar un bello recuerdo del país donde nacieron.

-¿De dónde surgió la idea de la portada?

-Desde que yo había ido a Castilletes, Arianna, mi hija, que es la fotógrafa, siempre quiso ir y yo se lo había prometido hace mucho tiempo. Decidimos armarlo y le dije a ella que sería buenísimo que la foto de la portada fuese ahí, en el hito número 1, donde empieza Venezuela.

-¿Superaron las mil y una para llegar hasta allá, cierto?

-Ir para allá es una cosa muy complicada, porque primero tienes que cruzar toda la Alta Guajira y se dice que solo puedes ir con un wayúu. Jayariyú Farías Montiel fue nuestra guía, ella es una persona de mucho peso entre los wayúu (ellos tienen clanes y se respetan).

Apenas empezamos el viaje íbamos en una camioneta que se echó a perder en la mitad de la nada y Jaya vio un vehículo similar y dijo: “Vamos a pararnos a ver si ellos nos ayudan”. Cuando nos acercamos resultó que el dueño era un primo y estaba un tío al que ella no veía desde hace mucho tiempo, luego él nos llevó para su casa y ahí tenían el repuesto que era una cosa rarísima.

Pero no podíamos continuar en esa camioneta, nos la arreglaron para que tuviéramos cómo devolvernos a Maracaibo. Entonces me fajé a convencer al tío para que nos prestara un camión 350, hasta que Jayariyú se lo llevó habló aparte y le dijo: “tío, ella es Valentina Quintero”. Y ahí todo cambió. Nos prestó el camión y el hijo se fue con nosotros hasta Castilletes.

Cuando llegamos allá había que cruzar la laguna y solo podía hacerse en lancha. Convencimos a un muchacho que se llama “Refugio”, ya él me conocía de la última vez que fuimos con mi programa de televisión, Bitácora.

Bueno, cuando llegamos al puesto de la Guardia Nacional resulta que ya habían bajado la bandera. ¡Cómo íbamos a tomar la foto del hito número 1 sin la bandera venezolana! Entonces les pedimos a dos soldados para que nos la izaran. Llevábamos la manta guajira bellísima que nos había prestado Jaya y yo me la puse encima para la foto, porque si estás en la Alta Guajira había que ponerse una manta guajira.

A todas estas, yo soy Valentina Quintero Montiel y eso fue como reencontrarme con las raíces maternas de Maracaibo, un homenaje a la primera Montiel.

– Con razón dices que esta es una guía muy terca…

-¡Claro! Porque con toda esta situación en el país, hacer esta guía fue como llevarle la contraria al Gobierno. La verdad es que ésta es una declaración política. Yo lo que quiero es demostrar que el turismo está vivo, que hay gente insistente, que trabaja. Que aquí se ha hecho una infraestructura de posadas muy valiosa, muy importante, divinamente bien hecha por gente que sigue adelante.

Yo sigo viajando para convencer a los venezolanos de viajar por Venezuela, de apoyar a esta gente, porque por primera vez en la historia el turismo se convirtió en una necesidad. Nosotros no podemos seguir viviendo del petróleo.

-¿Refleja la terquedad del venezolano y de todos los que insisten en rescatar al país y a sus espacios turísticos?

-Absolutamente. Está dedicada a los posaderos de Venezuela. Quise mostrar la cantidad de personas que siguen fajadas y convencidas de que podemos convertir a Venezuela en un destino de turismo sostenible.

-Haciendo un contraste con la última guía que publicaste, ¿conseguiste cambios muy marcados en las regiones y en el turismo, tanto en lo positivo como en lo negativo?

-Bueno, las dos cosas. En Carúpano, por ejemplo, cuando antes había como diez posadas ahora hay solo tres y pasando mucho trabajo. Pero en Mochima el pueblo está limpísimo, la gente había acomodado muchísimo sus posadas, habían pintado murales bellísimos por todas partes. En Puerto Ayacucho hacen picantes, vinos, mermeladas.

Sí hay sus contrastes y dificultades, claro, pero yo preferí hacer énfasis en los esfuerzos importantísimos que se están haciendo en muchos sitios, porque los valoro. Cuando conseguía posadas que estaban en mal estado, prefería no ponerlas y acercarme a los dueños, explicarles por qué esta vez no iba a colocarlas e incentivarlos a que mejoraran, en lugar de publicar una nota negativa o crítica, porque eso destruye el esfuerzo.

-¿De qué se trata la sección “Lo que yo haría”?

-La gente siempre quiere leer recomendaciones como más personales. En cada estado yo puse esa sección refiriéndome a lo que yo haría. Son como indicaciones de cosas que me gustan mucho y que yo haría en cada una de las regiones.

También por primera vez pongo unos corazoncitos en los sitios que me gustan mucho, así como los likes de las redes sociales, bueno, esos los señalo en sitios variados, playas, restaurantes, posadas y más. Eso es algo que no había hecho antes.

-¿En veinte años ha cambiado el concepto de la guía desde que comenzó a lo que es ahora?

-La guía sigue estando dividida por regiones. Cada región tiene sus estados y sus rutas. En cada ruta se explican los regalos de la naturaleza, sitios para visitar, dónde dormir, dónde comer, dónde curucutear. Lo que pasa es que en esta guía hay un lenguaje y una manera de escribir mucho más crítica, con comentarios hechos a propósito y bien directos a situaciones concretas.

-¿Cuánto tiempo te llevó hacerla?

-La verdad es que ya tenía mucha información acumulada de los viajes que había hecho desde que la guía no había salido. Desde febrero de este año empecé a viajar y a actualizarlo todo con mucho rigor y estuvo lista y en la imprenta en noviembre.

-¿Quieres retomar la periodicidad de la publicación?

-Vamos a ver si sale cada dos años, pero la verdad en lo que ahora vamos a enfocarnos es en sacar la página web y una aplicación que permitirá mantener la información actualizada en tiempo más real. Sin embargo, yo pienso que a la gente le gusta tener su guía impresa. Por eso yo confío en que vamos a reconstruir el país y a recuperarlo y así probablemente podamos publicarla como lo hacíamos antes.

-¿Este es un bonito regalo no solo de venezolano a venezolano, sino también para personas de otros países?

-Absolutamente. Estoy impresionada de la cantidad de venezolanos fuera del país que me han dicho que quieren comprarla. Mucha gente la lee como un libro.

-¿Es como un oráculo de esperanza?

-Sí, es un regalo esperanzador.

La Guía Valentina Quintero 20 años @valendeviaje www.valentinaquintero.com.ve Editorial Arte Fotografía: Arianna Arteaga Quintero Diseño: Antonio Quintero Diagramación: Elena Roosen Investigación general: María Fernanda Ortega Disfrute de la revista en Issuu