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El director de orquesta holandés Jaap van Zweden brilló en su debut al frente de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, con un concierto en el que dio pruebas de su gusto por la novedad y el cambio.
Van Zweden, que se convirtió en el director 26 de la célebre institución cultural estadounidense, dio en la noche del jueves sus primeros pasos en el prestigioso Lincoln Center, en el corazón de Manhattan, con «Filament», un trabajo experimental que desafía las barreras físicas de la música.
La obra, de la compositora estadounidense Ashley Fure, pone en escena a quince «voces en movimiento» que en la noche del jueves se hacían escuchar a través de megáfonos que circulaban por toda la sala, en una procesión meditativa.
La compositora, de 36 años, que estudia la relación entre música y desplazamientos en el Dartmouth College, una universidad de New Hampshire, creó efectos con un sonido cambiante, por momentos lunar y por otros caluroso e intimista, que envolvía al público.
La solista de fagot Rebekah Heller se instaló al lado de los espectadores, sostenía su instrumento como si se tratara de una guitarra y golpeaba su lengua contra el tubo.
Luego de «Filament», Van Zweden interpretó clásicos, con Ravel y Stravinsky, antes de tocar «La cabalgata de las walkirias», para regocijo de los espectadores.
«Creo que la Filarmónica de Nueva York sigue siendo una orquesta que da el ejemplo en el mundo, aportando nuevas tendencias musicales», dijo a la AFP el quincuagenario director.
«Intentamos al menos asegurar un equilibrio sano entre las nuevas obras y las más antiguas, y la Filarmónica de Nueva York tiene esa obligación».
Otra novedad programada para más tarde en esta temporada son las entradas de cinco dólares reservadas al personal de los servicios de socorro y rescate y al servicio público, con el fin de diversificar la asistencia a los espectáculos.
Esta temporada la orquesta no realizará giras por Estados Unidos o el exterior. «Debemos ser la orquesta más solicitada en el planeta», dijo Van Zweden.
Lo más importante, agregó, es «antes que nada satisfacer al público de la ciudad» de Nueva York. «Si podemos lograrlo, entonces volveremos a viajar allá donde se nos reclame».
Fuente: AFP
