jueves , mayo 16 2024

Aromático café azul de Portuguesa

El azul es el tono que toman algunos granos de café al ser procesados de forma artesanal, que en consecuencia, muestran el aroma y sabor de la calidad que nos despertó toda la vida en casa y nos hizo famosos en el mundo. Pero también fungió de inspiración para que un grupo de emprendedores le diera nombre a su producto

Por Vanessa Rolfini / @VRolfini

La etiqueta Café Azul muestra sin dificultad uno de los atributos más apreciados de este producto criollo: el aroma. Se trata de una marca nacida de la necesidad, de un intento por recuperar la calidad que hizo famoso al grano venezolano durante mucho tiempo y el responsable de que tengamos un paladar tan exigente.

El café que encontramos en los anaqueles ha cambiado considerablemente, ya no tiene ese aroma que los empujaba a salir de las sábanas y el sabor suave y envolvente que se encontraba desde los guayoyos hasta los expresos. Sin embargo, muchos productores pequeños se empeñan en no perder dichos atributos.

En los principales estados productores de café —Trujillo, Táchira, Portuguesa, Mérida, Lara— algunos productores se han organizado en cooperativas y una de ellas está detrás de la etiqueta “Café Azul”. El responsable de dirigir este proyecto es Rubén Gozaine, quien ha trabajado en las poblaciones de Biscucuy y Chabasquén en el estado Portuguesa.

Actualmente, se trata de una cooperativa conformada por 70 personas, entre productores, baristas, recolectores, restauradores y técnicos, responsables y comprometidos con un producto de altísima calidad.

“La idea surgió cuando asistíamos a las diferentes comunidades del municipio Sucre, donde la petición más sentida era que necesitaban más mangueras para hacer más acueductos, porque en la época de sequía el tema del agua era verdaderamente crítico y los precios del café no eran suficientes para subsistir el resto del año”, afirma Gozaine.

Entonces, la lógica apuntó a que si se les capacitaba como productores de café orgánico, pudiesen en aquél entonces exportar un producto gourmet que les obligara a conservar aún más suelos, agua y la biodiversidad pero obteniendo una justa retribución económica.

Al primer llamado asistieron 70 caficultores, de los que quedaron sólo 7, dadas las exigentes condiciones y que en algunos casos ya habían tenido malas experiencias con otras iniciativas similares. Después del tercer año de cosecha, algunas dificultades de distribución, la imposibilidad de exportar y los cambios de color en los gobiernos municipales plantearon cambios fundamentales, que entre tantas consecuencias apuntaron a resultados como esta iniciativa.

El proyecto lleva dos años en el mercado, pero dadas sus exigencias en la producción y la regulación de precios, el volumen para la comercialización es limitado. Actualmente se puede disfrutar en los establecimientos de la Ruta del Buen Café en la ciudad de Mérida, donde se garantiza un servicio impecable llevado a cabo por baristas entrenados, y en Caracas donde se iniciará un ciclo de degustaciones.

¿Por qué azul?

El nombre Café Azul obedece a una característica señalada por los caficultores, cuando el grano registra un tono entre verde y azul grisáceo, que sólo se logra cuando el proceso de producción es artesanal, pues eso evita que el grano sufra estrés y los aceites permanecen intactos. En consecuencia, el café brindará los mejores atributos de aroma al momento del tostado y en la taza un sabor suave con un amargor suave, de retrogusto casi achocolatado.

Para que el café sea calificado como gourmet, uno de los atributos más importantes es el aroma, que entre tantos factores se logra con un correcto tratamiento del grano, el cual debe ser recolectado a mano con una rigorosa selección de bayas rojas y amarillas en su punto de maduración exacta.

En este caso, se trata de café tipo arábiga plantado entre los 1200 y 1800 metros sobre el nivel del mar, en a las poblaciones de Chabasquén y Biscucuy en Portuguesa, y Santa Cruz de Mora en el estado Mérida.

Luego se beneficia en la misma jornada de cosecha, para un posterior secado en máquinas a menos de 40ºC o de nueve días al sol, donde el café de extiende, remueve y recoge para evita el exceso de calor y humedad, y se cuida que se mantengan intactas su características organolépticas.

Seguidamente, se almacena por dos meses, con el fin que se estabilice el producto. Este proceso garantiza un café catalogado como gourmet en el mercado internacional, de aroma penetrante, que evoca chocolate y flores, y que en el paladar se torna suave pero firme.

Señas: Café Azul. Rubén Gozaine. rubnal@yahoo.com Revive la Experiencia del Impreso On-line

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