domingo , junio 16 2024

A destiempo: El auge del anacronismo

Por Lucas Monsalve / Historiador

Anacronismo: Del griego (como casi todo), “Error que consiste en suponer acaecido un hecho antes o después del tiempo en que sucedió, y, por extensión, incongruencia que resulta de presentar algo como propio de una época a la que no corresponde”.

Lo anacrónico sólo tiene sentido en un mundo con conciencia del tiempo histórico, y esto no vino hasta finales del siglo XVIII. En aquel entonces se comprendió que existía una desigualdad insalvable causada por el tiempo. Una diferencia que hacía imposible a los hombres modernos equipararse con las personas del pasado.

Un anacronismo puede darse por diferentes razones; por ejemplo,ignorando los avances en el pensamiento, el arte o las ciencias, o no teniendo en cuenta los distintos modos de vida que caracterizan cada época.

Hasta la edad moderna el hombre no había tenido problema en asimilar el pasado como parte del presente sin que ello le resultase rechinante. El arte del siglo XV y XVI está plagado de ejemplos. Las bodas de Caná, pintado por Veronese a mediados del XVI es sólo una muestra.

El cuadro representa un pasaje bíblico adaptado a los banquetes de la Venecia del momento. La imagen de Jesús y María en la boda está acompañada de los más destacados personajes de la sociedad veneciana de aquel entonces, incluyendo músicos y artistas.

Para que se hagan una idea de lo estrepitoso que resultaría actualmente un anacronismo por el estilo, intentemos escenificar esa misma narración bíblica, pero en vez de acompañarla con nobles y artistas veroneses del siglo XVI, hagámoslo con personajes del momento como Barack Obama, Cristiano Ronaldo o Madonna.

Esta representación entraría, o dentro del género del humor, que utiliza de forma común los anacronismos; o dentro del género más vanguardista del arte contemporáneo. De hecho, estamos viviendo en la moda y el arte un repunte curioso de lo anacrónico. Las corrientes hipster, retro o vintage, basan su originalidad en el don de introducir y combinar objetos e imágenes del pasado reciente (ropa, accesorios, muebles, looks) dentro de lo actual, convirtiéndolos en “modernos”. La diferencia entre lo “clásico” y lo “retro”, es que lo primero es la representación real del pasado y lo segundo el resurgir de él desde una perspectiva mediada por el presente, es decir, un anacronismo.

De todas formas, las enormes transformaciones sociales sufridas en la era de la hiper-tecnología y la hiper-comunicación nos hacen vivir en constante anacronía. No es posible adaptar tan fácilmente nuestras costumbres y tradiciones con esta nueva “cultura global”. Así, representaciones como las corridas de toros o ciertas manifestaciones religiosas hoy pudieran juzgarse también como anacrónicas.

Pero no deja de ser un hecho tan solo curioso que el arte, las costumbres y objetos puedan ubicarse en destiempo. No sucede así con otros aspectos esenciales de la vida, tales como las leyes, los valores o el pensamiento, en donde la incongruencia temporal puede resultar determinante. Pensemos por ejemplo en la Ley del Talión, la hombría o en el racismo, todos propios de otros tiempos, a pesar de seguir existiendo. Lo mismo sucede con el mundo de las ideas. Las incoherencias políticas y sociales del siglo XXI, sumado a una crisis de la razón, ha hecho resurgir idearios propios de otras épocas.

Sin restarle mérito a los próceres patrios y otros intelectuales surgidos en la configuración de las primeras naciones, resulta inquietante que su pensamiento se quiera hoy reutilizar para la reconstrucción de los estados, sin atender al paso del tiempo.

Su definición lo advierte, cuidado con el error. El pasado instruye, el presente se construye.

Disfrute de la revista en Issuu

Revisa Tambíen

Guaco presenta ZigZag en plataforma digital

Con más de cinco décadas de éxito sostenido, Guaco sigue siendo sinónimo de movimiento y evolución, es …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *