jueves , abril 25 2024

Macjob Parabavis: intensidad

Las fronteras del arte en la actualidad son difusas en lo que se refiere a los géneros. Por ello se puede hablar de un artista que esté en la onda del performance, de la instalación, del ensamblaje y otras índoles. El caso de Macjob Parabavis es uno de esos donde se conjugan multiplicidad de tópicos expresivos con técnicas variadas que pueden estar prácticamente en cualquier soporte.

Este artista hace de cualquier elemento un medio para llevar su mensaje o su cuestionamiento al público. Pero en este punto entramos en los aspectos relacionados con las formas propias del mundo contemporáneo y las modalidades como éstas son interpretadas por el arte.

Quizá deba iniciar este viaje describiendo mi acercamiento al territorio de Parabavis, mi aproximación a su taller, suerte de lugar donde reina el caos primordial necesario para generar cualquier discurso en el ámbito de lo estético. En su departamento-taller conviven infinidad de objetos del mundo de la contemporaneidad y su espacio de trabajo -que es también su habitación- está ubicado hacia el balcón de su departamento. Macjob, de hecho, sostiene que los días grises o lluviosos son los más propicios para llevar adelante su experiencia creativa.

Su trazo es salvaje, lo que denota que estamos formalmente en presencia de un artista ubicado en una suerte de neoexpresionismo, pero sin llegar a serlo de manera purista. Más bien se trata de una confluencia de géneros que denotarían los signos del presente.

Aquí nos topamos con el asunto de lo fragmentario e hiperacelerado de los procesos comunicacionales; bien sean que se den a través de la televisión o de la Internet. Se trata de una saturación de contenidos que pasan a conformar una extensión del cuerpo del ser humano. La perspectiva del sujeto frente a su historia personal es innegable en este trabajo. Al respecto, el artista sostiene que parte de su propósito dentro del performance es “remover esas 19 mil horas de televisión en la vida de una persona, poner en crisis su estado emocional o propiciar una experiencia estética en la que convenga lo social”.

Pero en esa intención de llevar a crisis al espectador a través de la obra, como ha sostenido el creador previamente, hay que tomar en cuenta que Parabavis se ha internado en espacios que están en la geografía del psicoanálisis. Así surge su investigación de cómo se llevan a cabo las relaciones del poder dentro de una sociedad, a partir de la figura del “nombre del padre”, en cuanto a lo simbólico. Así aparece el cuestionamiento del poder hegemónico y de las instituciones en las que está inserto el espectador.

Además Macjob ha incursionado en una línea en la que su propio cuerpo y sus atuendos son instrumentos para su expresión artística, lo que lo lleva al universo del diseño de modas desde una posición muy intensa.

En medio de este mundo de lo efímero y de una sociedad inmersa en la amnesia de lo cotidiano, Parabavis plantea su intención estética “dirigida hacia la transformación y evolución de la conciencia sensible y espiritual, proponiendo interrogaciones, reflexiones, confrontaciones y espacios de diálogos sobre las condiciones y circunstancias del pensamiento, el lenguaje y la conducta humana en sus formas de comunicación, profesada y practicada su reconciliación con la naturaleza y la pérdida de la fe”.

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