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La galería Carmen Araujo Arte, se presentará en BAPhoto 2019

La galería Carmen Araujo Arte, se presentará en BAPhoto 2019 (Feria internacional de fotografía en Buenos Aires, Argentina), que tendrá lugar del Jueves 5 al Domingo 8 de septiembre de 2019, con una selección de 13 fotógrafos latinoamericanos: Fran Beaufrand, Luis Brito, Beto Gutiérrez, Pablo Hare, Juan Iribarren, Ricardo Jiménez, Suwon Lee, Martín Legón, Vladimir Marcano, Lisbeth Salas, Antolín Sánchez y Vladimir Sersa.

Fran Beaufrand se presenta con un grupo de retratos fechados entre 1982 y 1986, entre las que destaca Autorretrato (1982) que constituye un ejercicio reflexivo en el que se integran diversas temáticas recurrentes en el panorama fotográfico contemporáneo, tales como problemáticas de género tratadas con una evidente fuerza erótica y un gesto desenfadado.

De Luis Brito se expondrán dos series: A ras de tierra (1978-80) y Relaciones paralelas (1983-84). A ras de tierra (1978-80) es un ejemplo de la condición cifrada de la imagen en la que fotografiando pies y calzados, Brito logra convocar desde ese fragmento la aparición de la totalidad de una persona, de un ser y un hacer cultural, de una nacionalidad o una clase social, de un lugar. En Relaciones paralelas (1983-84) Brito confronta, contrasta, escenas y personajes, creando unas imágenes en las que se indaga críticamente sobre las diversas narrativas culturales y de poder que parecieran determinar históricamente nuestra realidad socio-política.

Beto Gutiérrez se presenta con la serie Fotofobia (2010) en la que elabora una serie de retratos de personas albinas que padecen de una »fotosensibilidad excesiva«, de una cierta intolerancia hacía la luz. Este conjunto de imágenes le permite indagar metafóricamente tanto en torno a los efectos propios de la luz en su capacidad de revitalizar las texturas y contornos, como con respecto a la cegadora sobreproducción de imágenes que determina el mundo contemporáneo.

De Pablo Hare se presenta la serie Flora (2011), en la que el artista tematiza las paradojas del paisaje peruano, entendido no sólo geográficamente sino también en términos simbólicos, registra la geografía árida y difícil del Perú (el desierto), en el que los árboles impregnan sus tallos y ramas, sus hojas, con el polvo de una territorialidad seca e indómita, de un lugar que debe laborar-se constantemente para permitir la habitabilidad y la subsistencia.

Juan Iribarren presenta la serie Scalamandre (2018-19), un conjunto de fotografías de las paredes del taller que Iribarren ocupó durante 14 años, en ellas se registran las huellas dejadas por su constante trabajo, Cada imagen se elabora pictóricamente, como si fuese un lienzo, recuperando y evidenciando desde los restos de esas paredes los cuadros que allí se produjeron. Unas fotografías que se ubican justamente en el límite, la frontera entre lo pictórico y lo fotográfico.

Ricardo Jiménez presenta dos series: En una tarde, al viajar (2007-09) y La noche (1983). En la serie En una tarde, al viajar (2007-09) Jiménez realiza un ensayo fotográfico de la actualidad, un conjunto de imágenes que piensan y reflexionan acerca del mundo contemporáneo registrando distintas escenas en las que la riqueza formal produce una poética urbana. La serie La noche (1983) alude a una existencia de pérdidas y ausencias en la que las »figuras« son restos, remanentes. Son imágenes impregnadas de densidad que parecieran ser el registro de mundos descampados, lugares informes, sin asidero ni consistencia.

De Suwon Lee se expondrán dos fotografías. »Oasis« (2009), un paisaje inusual en el que un jardín colorido y frondoso aparece en medio de un terreno descampado y abandonado, generando una realidad contradictoria: un espacio de florecimiento en medio del caos y los desechos; y »El muerto no tiene dolientes« (2009), una imagen que denuncia reflexivamente la pérdida, anunciando su imposible recuperación, su dimensión inmodificable.

Martín Legón se presenta con una instalación, Plutonomía (2016) en la que delibera en torno a ese desarrollo del capitalismo en el que una creciente y excesiva riqueza es controlada por una minoría que decrece constantemente, y que desdibuja los sistemas políticos contemporáneos. La instalación reúne un gran conjunto de diapositivasdentro de un cubo acrílico, ocultando sus imágenes, éstas dialogan con tres diapositivas que, habiendo sido seleccionadas arbitrariamente, han sido ampliadas, materializando así este concepto tanto en las imágenes como en la relación entre la imagen y el cubo acrílico.

Vladimir Marcano exhibirá la serie Objetos especulares (1998-2001), un conjunto de imágenes en blanco y negro que registran, con una inmensa fuerza expresiva y detallada reconstrucción visual, la figura de diversos objetos a partir de sus sombras, del modo cómo la incidencia de la luz los perfila y distingue, o de modo fragmentario, destacando en ellos fuerzas figurativas inusuales.

Lisbeth Salas se presenta con la serie Remake: archivo y verdad en la que se hace cargo de una de las problemáticas más reiteradas en el arte contemporáneo, la comprensión de la imagen —o del artefacto visual— como un mecanismo de significación, como una instancia semántica, que permite recuperar la realidad estructurándola de acuerdo a jerarquías de orden epistemológico e histórico.

De Antolín Sánchez se exhibirán tres series: La caída de Babilonia (1983-87), Reflexión en B (1980-85) y Numen (1980-88). La serie La caída de Babilonia (1983-87) deambula por una Caracas oscura, imposible, fragmentaria, una ciudad que de des-hace, que se trama de negaciones y espectros, que se enfrenta continuamente a sus rupturas y pérdidas. Reflexión en B (1980-85) es una meditación en el gesto corporal, en la ligereza del movimiento y su potencia visual que al registrarse se convierten en un juego de formas imposibles que concentran el tiempo donándolo como espacialidad. Numen (1980-88) registra espacios urbanos en una exposición prolongada, para Sánchez allí desaparece el tiempo y la imagen se realiza como puro espacio.

Vladimir Sersa exhibirá la serie Letreros que se ven en la que retrata esos letreros artesanales que pueblan las calles venezolanas de ciudades y pueblos por igual, y que se muestran como un lenguaje autónomo en el que los lugares y sus habitantes cuentan sus deseos y necesidades. Son unas fotografías elocuentes en las que se registra humor e ingenuidad, y en las que se refleja la cotidianidad política, laboral y social del país.

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