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En Pakistán, series de televisión abordan los tabúes de la sociedad

Soñaba con ser célebre y dejar huella en su país, Pakistán. Qandeel Baloch, estrella de las redes sociales asesinada en nombre del «honor» familiar, podría lograr su objetivo de manera póstuma gracias a una serie de televisión.

Baloch, que murió estrangulada por su hermano en 2016, es más famosa que nunca. Su destino trágico ha sido adaptado en una serie muy popular que, al igual que otras del mismo estilo, aborda los tabúes sociales de un país muy conservador.

«Baaghi», que significa «rebelde», muestra el ascenso social de la joven Qandell, una joven de origen humilde que se hizo muy popular en las redes sociales hasta su asesinato.

La serie se emite cada jueves en el canal Urdu 1. El primer capítulo ha sido visto 1,6 millones de veces en YouTube.

«Esa chica era una leona. No tendría que haber muerto tan pronto», lamenta una guionista de la serie, Shazia Khan.

El destino de Qandeel suscitó reacciones encontradas en Pakistán. Algunos utilizaron su muerte para denunciar los llamados crímenes de «honor», que se cobran cada año la vida de cientos de paquistaníes y suelen quedar impunes.

Pero otras voces más conservadoras acusaron a la joven de haber ido demasiado lejos con sus selfis y sus vídeos provocadores y la culparon, en cierta medida, de haber provocado su propia muerte.

La adaptación de su historia para la televisión ha dado un nuevo impulso al debate sobre este tipo de crímenes.

– Matrimonios forzados, misoginia –

Otras series hablan de cuestiones sociales como la violencia doméstica, los matrimonios forzados o precoces, la misoginia y los derechos de las mujeres.

Ese tipo de programas tiene un gran éxito entre la población paquistaní, que alcanza los 207 millones de habitantes.

Según la autoridad local de vigilancia de los medios, cerca de dos tercios de los telespectadores vieron en algún momento de 2016 uno de los canales que emiten esas series.

Y según un sondeo del instituto Gallup, el 67% de las telespectadoras adultas y el 56% de sus homólogos masculinos ven programas de entretenimiento, sobre todo series.

Su éxito puede convertir esas historias en herramientas progresistas muy potentes, opina la abogada Benazir Jatoi, que trabaja para la Fundación Aurat, que vela por los derechos de las mujeres.

– Temas sensibles –

Otra serie, «Mujhe Jeene Do» («Déjame vivir»), aborda el tema de los matrimonios de niños.

© AFP
El guionista paquistaní Shahid Nizami y la directora Angelina Malik en un evento promocional de la serie dramática ‘Mujhe Jeene Do’ (‘Déjame vivir’), el 7 de septiembre de 2017 en Karachi
© AFP Asif Hassan

«¿Quién sabrá que es un crimen si no hacemos que la gente tome conciencia de ello?», dice su directora, Angeline Malik.

Hum TV, principal canal de entretenimiento del país, es pionera en el hecho de abordar este tipo de temas sociales en series.

En 2016, difundió «Uddari» («Huida»), que contaba la historia de una joven agredida sexualmente por su suegro, provocando un debate sobre las violencias sexuales que sufren los niños en sus casas.

Otra serie, «Sammi», trata de los crímenes de «honor», los matrimonios frozados y las dificultades que afrontan las mujeres a la hora de recuperar su parte de las herencias.

Algunos no aprecian sin embargo los esfuerzos por mostrar esos temas en la televisión. Sultana Siddiqui, productora de «Sammi», dice haber sufrido presiones por parte de los reguladores y haber recibido numerosos comentarios brutales en las redes sociales, donde se le acusó de vulgaridad y de atacar los valores tradicionales.

– Visión patriarcal –

A pesar de sus mensajes de cambio, esas series suscitan críticas entre algunos progresistas por la forma en que muestran a sus heroínas.

© AFP
«Mujhe Jeene Do» («Déjame vivir»), aborda el tema de los matrimonios de niños. Hum TV, principal canal de entretenimiento del país, es pionera en el hecho de abordar este tipo de temas sociales en series
© AFP Asif Hassan

Sadaf Haider, bloguero del portal de información Dawn.com, criticó recientemente la serie Baaghi por haber convertido a Qandeel Baloch en un personaje sin autonomía, en una víctima.

«Qandeel asumía plenamente la responsabilidad de sus elecciones. Así que, ¿por qué se la describe de forma totalmente distinta en Baaghi?», se preguntó.

Según la periodista paquistaní Fifi Haroon, la imagen de las mujeres en esos programas sigue ciñéndose a una visión patriarcal.

Las «heroínas son remilgadas», tienen siempre «los ojos húmedos» y «sufren en un silencio obstinado o un estoicismo barato», lamenta en un artículo para la BBC.

Un peligro, según ella, ya que el público «no sólo se compone de mujeres». «Los hombres también están pendientes de lo que significa ser un hombre en la sociedad paquistaní», alerta.

AFP

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