jueves , marzo 28 2024

Diez arquitectos y diez obras

Diez arquitectos (y diez obras) que han marcado mi vida. Esta es una lista incompleta, en la que he tenido que ser excluyente. Creo que un edificio solo puede emocionarnos cuando lo vivimos en primera persona. Cuando recorremos sus espacios y respiramos el aire que encierra. Esta convicción fue mi criterio de elección

Por Ricardo Avella – avella.ricardo@gmail.com

He incluido en la lista únicamente aquellas obras que he podido visitar; más aún, las obras que he visitado y me han dejado sin aliento. No ha sido fácil, pero es un buen ejercicio para todos los arquitectos y vale la pena el esfuerzo. A continuación les presento mi lista; los invito a hacer la suya.

Le Corbusier

Nôtre-Dame du Haut (Ronchamp, Francia)

Comenzando a estudiar arquitectura, un compañero me preguntó si me gustaba la obra de Le Corbusier: no solo ignoraba la existencia de ese personaje, sino que me pareció gracioso su nombre. A los pocos días, un profesor de diseño nos habló apasionadamente (y por primera vez) de ese gran “monstruo” de la arquitectura moderna. Nuestro docente era un comunista de la vieja guardia, con su gran barba a lo Garibaldi, un excelente profesor. Nos contó que llegó a creer en Dios por unas pocas horas, el día que entró en la capilla de Ronchamp; culminada la visita, volvió a su agnosticismo de siempre. Pero es que Le Corbusier, el maestro del racionalismo, impresionó al mundo entero con esta pequeña obra. El ascenso a la colina y la primera visión del templo, girado de escorzo; la fuerza plástica de sus muros y su gran cubierta inflada; la penumbra que nos recibe al entrar y los matices de luz que comenzamos a percibir, una vez que los ojos se acostumbran al espacio interior; la luz mórbida que entra por las aberturas en el muro, por las torres de manera indirecta, por los diez centímetros que separan la cubierta de las paredes; la suave pendiente del pavimento que nos impulsa hacia el altar… todo en Ronchamp está pensando. Esta capilla es una máquina para conmover.

Josep Lluís Sert

Fundación Joan Miró (Barcelona, España)

La arquitectura del maestro catalán no pretende asombrar a nadie, tampoco busca impactarnos con elaboradas manipulaciones espaciales, y, sin embargo, tiene la capacidad de hacernos sentir muy bien, como en casa. Es una arquitectura humilde, y su originalidad consiste en regresar a los orígenes: Sert reconoce el valor de la tradición constructiva de su tierra, y reinterpreta los temas más importantes de la arquitectura vernácula mediterránea. En la Fundación Miró un patio con un olivo es el corazón del edificio, y la luz natural inunda sus salas expositivas. Cualquier otra cosa que pueda decirles estaría de más; es un edificio sano y su fortaleza consiste en hacernos felices.

Louis I. Kahn

Yale Center for British Art (New Heaven, EEUU)

Kahn ya era uno de mis arquitectos preferidos antes de conocer el Yale Center for British Art, concluido después de su muerte en 1974. Había desafiado la modernidad con una obra madura y segura de sí misma; se interesó por la arquitectura del pasado, entendiéndola como una fuente de estímulos para el diseño, y su actitud reflexiva, sumada a la visión mística que tenía de la arquitectura, siempre me pareció fascinante. Un “filósofo entre arquitectos” llegaron a decir de él, no sin razón. Su obra no me decepcionó: era todo lo que esperaba y mucho más. En sus edificios Kahn moldea la luz como si fuese materia, le da carácter a la masa, y con ellas logra hacernos vibrar. Son construcciones atemporales, monumentales e íntimas a la vez, verdaderas obras de arte.

Hans Scharoun

Berliner Philarmonie (Berlín, Alemania)

El edificio de la Filarmónica me impactó tremendamente, y descubrí que la arquitectura de Scharoun es una escenografía, y nosotros los protagonistas de una puesta en escena. La organicidad de sus espacios, que parecieran dilatarse desesperadamente hasta el infinito; la disposición de los elementos y de los materiales; y la magnificencia de su gran sala, hacen de este edificio una experiencia única. Mientras deambulaba por el foyer antes de entrar al concierto recordé a un profesor muy estimado del Politecnico di Torino, gran admirador de la obra de Scharoun, que reconocía en su arquitectura el drama existencial del hombre moderno.

Carlos Raúl Villanueva

Ciudad Universitaria de Caracas (Caracas, Venezuela)

Villanueva sigue siendo el gran maestro de la arquitectura venezolana y su obra cumbre será siempre la Ciudad Universitaria de Caracas. Los que hemos estudiado en aquel campus no podremos despojarnos jamás de la experiencia vivida, y su arquitectura ha quedado grabada en nuestra memoria. No todos pueden formarse en un lugar así: los pasillos cubiertos, la luz filtrada por los bloques calados, el verde, la gloria espacial del conjunto central… vivir allí nos hace más sensibles. Hoy puedo decir que Villanueva y su obra me formaron en silencio, sin que yo me diera cuenta.

Rem Koolhaas

Delirious New York

Otro pilar de la literatura arquitectónica contemporánea, escrito por un genial proyectista que ha demostrado ser muy hábil con la pluma. Delirious New York es una obra que celebra la cultura urbana y analiza la influencia que ésta ejerce sobre la arquitectura. Koolhaas presenta a Nueva York como la ciudad moderna por antonomasia, fruto de las fuerzas del capitalismo; una ciudad donde la presión de la economía (y no la planificación urbana) determinó el crecimiento. En Manhattan triunfaron las masas, los promotores, la tecnología y las leyes del mercado liberal. Koolhaas quiere convencernos (con muy buenos argumentos) para que abandonemos todas las pretensiones de controlar la evolución de las grandes metrópolis. A fin de cuentas, ¿Quién no ha soñado con vivir en Nueva York?

Robert Venturi

Complejidad y Contradicción en la Arquitectura

La obra escrita de Venturi tiene una fuerza, una frescura y una seguridad aterradora. Recuerdo que devoré sus libros en la universidad como si de una novela se tratara, y llegué a considerarlo un mesías de los tiempos que estamos viviendo. Complexity and Contradiction in Architecture, su libro más polémico e importante, fue publicado por el MoMA en 1966; para mí lo habían escrito el día anterior, así de próximo lo sentía. Pienso que el libro de Venturi, con poco más de cuarenta años a sus espaldas, sigue teniendo validez: no tanto como crítica violenta a una modernidad ortodoxa, exclusiva y mal entendida; sino como fundamento teórico de mucha de la arquitectura que se construye hoy en día. Venturi aboga por una arquitectura más compleja, incluyente, que hiciera uso de las licencias poéticas frente a los dogmas. En definitiva, y citando al autor, “más no es ser menos”.

Andrea Bruno

Manica Lunga del Castello di Rivoli (Rivoli, Italia)

En un principio existió un castillo medieval en la cima de una colina. Siglos después, los Saboya encargaron a Juvarra transformarlo en un fastuoso palacio barroco. Los trabajos se iniciaron pero la corte pronto se quedó sin recursos y los monumentales trabajos tuvieron que ser abandonados, transmutados en “ruinas” prematuras de una obra maestra. Recientemente (a comienzos de los años ochenta) se propone convertir el castillo de Rivoli en un museo de arte contemporáneo, con una de las colecciones permanentes más importantes de Europa. El proyecto fue encargado al arquitecto turinés Andrea Bruno y su intervención sobre una preexistencia tan delicada es muy emocionante, además de haber sido ejecutada con mucha seriedad. La ampliación materializada en la “Manica Lunga” respeta las intenciones originales de Juvarra; es más, busca en ellas los estímulos necesarios para las operaciones de proyecto. En Italia me interesé por la memoria y las preexistencias, pero en Rivoli descubrí lo emocionante que podía llegar a ser un edificio proyectado alrededor de ellas.

 

Herzog & de Meuron

VitraHaus (Weil am Rhein, Alemania)

La VitraHaus no es una sino muchas “casas” que comenzaron a sobreponerse las unas sobre las otras alrededor de un patio central irregular. Doce casas arquetípicas, con sus tejados a dos aguas, apiladas en un caos aparente. Negras y duras como la tierra en sus costados, rematadas sus extremos con grandes ventanales que se abren al paisaje circunstante. Una vez dentro, descubrimos que el protagonista es el interior del edificio: hay una multipilicidad de espacios sumamente sugestivos, ricos en perspectivas, que hacen del recorrido una sorpresa laberíntica. Hoy, sobre todo en el primer mundo, la arquitectura se ha convertido en un producto para el consumo de masas, capaz de atraer hordas de turistas en busca de “monumentos” para fotografiar. Ante esta realidad tan engañosa he cultivado un escepticismo preventivo frente a la obra de los arquitectos del Star System. Pero la VitraHaus no es un bluff arquitectónico, es un edificio con alma; un ejemplo de todo lo bueno que existe en el panorama contemporáneo.

Renzo Piano + Richard Rogers

Centre Georges Pompidou (París, Francia)

El Centro Pompidou es una provocación, una “criatura salida de un libro de Julio Verne”, según palabras del mismo Piano. A comienzos de los años setenta fue abierto un concurso en el que participaron más de seiscientos proyectos, para construir un gran centro cultural en el corazón de París. Por aquel entonces nadie visitaba los museos, los cuales eran muy mal vistos, y por eso las autoridades buscaban algo menos tradicional. El concurso lo ganaron un par de jóvenes “maleducados y transgresivos”, que habían propuesto nada más y nada menos que una máquina para la cultura. El Pompidou deslumbra por su desnudez: sus elementos y su lógica constructiva están a la vista, como en las viejas catedrales góticas. Pero es sobre todo un hecho urbano, y su escalera mecánica lo confirma: a medida que vamos subiendo percibimos el edificio como parte de una plaza, de un barrio, de una ciudad… una bella sensación, parecida a la que tenemos al subir los campanarios de los grandes templos del medioevo.

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