viernes , abril 19 2024

Armando Coll

Armando Coll — Invisible

Albino

Anoche, de vuelta a casa, en ese atafago del Metro, sentí ya empotrado entre los cuerpos de mis semejantes en un atestado vagón un destello a un lado de mi cara, o más bien una voz aguda y dulcísima, balbuceante y empeñosa: la de un infante entre sus tres, cuatro …

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Borges y yo

No refiere el título de esta nota a la concisa prosa en la que Jorge Luis Borges toma distancia de sí mismo y se mira de lejos como para resguardarse y excusarse del siempre engorroso Yo: “…de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna …

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El huésped

Por mucho que trató de disuadirlo, no pudo. Notó que su amigo consideraría una afrenta no aceptar su invitación: hospedarse en su casa y ahorrarse gastos de hospedaje y comida. Mucho se ufanó el futuro anfitrión de las dotes culinarias de su esposa canadiense. En los viajes frecuentes a los …

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Un señorito

Informa el rumor de los siglos de la pomposa circunstancia que llevó al rey Felipe III a la tumba. Era el soberano de España y Portugal, no precisamente perezoso, sino más bien veleidoso: amante de las bellas artes y la caza, dícese que rehuía los tedios del gobierno que delegó …

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Charleros los llaman

Se los topa uno irremisiblemente, sea la hora o día que sea, si usuario es del transporte público, busetas atascadas en el tráfico o toda vez que se ingrese a un vagón de Metro. Súbito una voz al fondo, una letanía gemebunda que da cuenta, por lo poco que se …

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El que limpia mi ventana

Cae la tarde sobre Caracas. Oscurece rápido y más temprano que de costumbre; no obstante, el cielo despejado, pleno de noviembre, mes que auspició mi nacimiento en este valle de bucares y mijaos, mangos bajitos y calles intransitables. Voces al atardecer e importuno corneteo a primera hora de la mañana.

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Bajo el alero

Llovía. Hasta hace poco tronó el cielo como aviso incierto. Más pareció un incordio en las alturas, un seco disgusto del dios Zeus que una temporada de lluvia como es costumbre en los trópicos, abundante y tenaz, a veces calamitosa.

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Desde mi balcón

Súbito ella, una de esas ninfas que hormiguean al atardecer en la acera de enfrente, minifalda e irresistibles flip flops, cruza la calle. Él, un muchachón, muy probablemente apuesto, esbelto y con el pelo erizado, se detiene y la ve cruzar. Ahí están los dos viéndose el uno al otro …

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Ir al cine

Una amiga encantadora y de mi mayor afecto pone a repicar mi teléfono al atardecer. Hace su mejor esfuerzo para animarme a salir con ella y su esposo. El plan es ir a ese rellano de sereno esparcimiento con un par de salas de cine y una de teatro, café, …

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