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Ettore Scola, el inolvidable autor de «Una jornada particular»

Roma (AFP).- El director Ettore Scola, fallecido este martes a los 84 años, entró en el panteón del cine italiano gracias a títulos inolvidables como Una jornada particular, una obra maestra sublimada por el duelo interpretativo de dos monstruos sagrados, Sophia Loren y Marcello Mastroianni.

Maestro de la comedia italiana junto con Dino Risi o Mario Monicelli, Ettore Scola deja una obra abundante y diversa que explora siguiendo diferentes caminos estilísticos las relaciones entre historia e individuo.

Nacido el 10 de mayo de 1931 en Trevico, cerca de Nápoles, y criado en Roma, Ettore Scola es un cronista minucioso, apasionado e irónico de la sociedad italiana, desde los años sombríos del fascismo hasta la crisis de identidad de los primeros años del siglo XXI.

Hombre de izquierdas convencido, cercano al Partido Comunista de Enrico Berlinguer y más recientemente del Partido Demócrata, el cineastas exploró también con brío la historia revolucionaria de Francia en La noche de Varennes, (1982).

El director de cine italiano Ettore Scola con el premio Jaeger-LeCoultre, el 6 de septiembre de 2013 en Venecia | AFP
El director de cine italiano Ettore Scola con el premio Jaeger-LeCoultre, el 6 de septiembre de 2013 en Venecia | AFP

Dirigió a Vittorio Gassman, Alberto Sordi, Nino Manfredi, Ugo Tognazzi, Monica Vitti, Stefania Sandrelli o Laura Antonelli. También fue uno de los cineastas italianos más vinculados a Francia y recurrió en numerosas ocasiones a intérpretes galos (Michel Simon, Jean-Louis Trintignant, Serge Reggiani, Fanny Ardant, Gérard Depardieu). Quince de sus películas fueron coproducciones franco-italianas.

Peso pesado
Ettore Scola se impuso como un peso pesado del cine peninsular con C’eravamo tanto amati (Una mujer y tres hombres, 1974), relato agridulce del destino de tres expartisanos antifascistas, enamorados de la misma mujer y confrontados a las decepciones y compromisos de la Italia del «milagro económico».

En 1977, el emocionante e improbable idilio, el día de la visita de Hitler a Roma, entre Marcello Mastroiani, intelectual homosexual, y Sophia Loren, esposa frustrada de un militante fascista en Una jornada particular, le brinda una notoriedad mundial y una lluvia de recompensas.

Con una película anterior de Scola, El demonio de los celos, ganó Marcello Mastroiani en 1970 la palma de la mejor interpretación masculina en el Festival de Cannes.

A los 16 años, Ettore Scola empezó a colaborar en una revista satírica en boga, Marco Aurelio, primero como dibujante y luego como periodista que redactaba pequeños «cuadros» de la vida italiana. Allí conoció al que sería uno de sus grandes amigos, Federico Fellini.

El director de cine italiano Ettore Scola (I) y el actor egipcio Omar Sharif, durante el 41º Festival Internacional de Cannes, en Francia, el 23 de mayo de 1988 | AFP
El director de cine italiano Ettore Scola (I) y el actor egipcio Omar Sharif, durante el 41º Festival Internacional de Cannes, en Francia, el 23 de mayo de 1988 | AFP

A partir de 1950 trabajó en el cine, escribiendo un montón de guiones, entre ellos La marcha sobre Roma (1962) y Monstruos de hoy (1963) para Dino Risi.

Ettore Scola debutó como director en 1964 y desarrolló temas tan suyos como la amistad, en Una mujer y tres hombres, o en Macarroni (1984); la familia, sórdida (Brutos, feos y malos, 1976, Palma de Oro en Cannes) o burguesa (La familia, 1987); la ambición social (La terraza, 1980), a menudo desarrolladas en Roma, su ciudad adoptiva.
La Ciudad Eterna es la protagonista de Gente di Roma, su penúltima obra, filmada en 2003, un paseo sin rumbo aparente en autobús para descubrir aspectos poco conocidos de la mentalidad del pueblo modesto de nuestros días.

Scola exploró el cine de aventuras con Riusciranno i nostri eroi a ritrovare l’amico misteriosamente scomparso in Africa? (Mister Sabatini… Africa… allá vamos, 1968), uno de sus títulos de película más largos, para denunciar el colonialismo.

Pero en general eligió los espacios cerrados, la terraza romana (La terraza), el salón de baile (Le Bal), el interior de una diligencia (La noche de Varennes). «Esto me permite estar muy cerca de mis personajes y de lo que piensan», explicaba.

Su última película fue Qué extraño llamarse Federico, un documental nostálgico sobre Federico Fellini, estrenado en 2013.

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